Fiestas indígenas

Fragmentos del Antropólogo otavaleño Dr. Aníbal Buitrón Obra documentada e ilustrada “El Valle del Amanecer” Pág 100, Instituto Otavaleño de Antropología IOA - abril de 1971

Los días de fiesta tienen para los indios un viejo y profundo significado. Las fiestas son más que celebraciones, a pesar que su primitivo significado religioso se ha perdido y sus formas aborígenes se han confundido y mezclado con el catolicismo. Cualquiera que sea el significado para el mundo de los blancos, para el indio, las fiestas resumen el orden social de su vida. Las fiestas dividen al año y crean una estructura tan ordenada como las estaciones de invierno y verano en otras latitudes…

Año tras año los indios celebran sus fiestas, gastando sus ahorros, consumiendo cantidades de chicha y aguardiente, bailando a menudo ocho días seguidos. La resistencia, tanto de los indios como de los mestizos que se unen a la celebración es increíble. No les importa ni el sol ni la lluvia, ni el calor ni el frío. Danzan sin descansar respirando espesas nubes de polvo levantados por el golpeteo de sus pies. Día y noche bailan y beben al son de la flauta, el rondador, armónica, la guitarra y el tambor, o quizá a los acordes de una banda de músicos del pueblo.

El sacerdote católico que acompañó a los conquistadores españoles y más tarde a los colonos, sabiamente no intentó suprimir las fiestas indígenas. Se sabe que los sacerdotes organizaron fiestas en honor a los santos del calendario católico supliendo o aprovechando las fiestas tradicionales de los festivales paganos. El éxtasis pagano fue simplemente convertido en cristianismo mediante la adición del día del santo, de una misa y una bendición…

La fiesta de San Luis Obispo, el 19 de agosto, es quizá mejor organizada y más celebrada que la de San Juan. Hace algunos años esta fiesta (El Coraza) tenía lugar en Otavalo, pero ahora se celebra solamente en la parroquia de San Rafael, un pequeño pueblo sobre el lago de San Pablo…